Después de la resaca de las elecciones europeas, ha venido la reflexión. La pérdida millonaria de votos por parte de los principales partidos ha servido para que unos tomen nota y para otros signifique una verdadera catarsis que les obliga a una total renovación si quieren seguir en el candelero.
Europa continua siendo para la mayoría de los ciudadanos una entelequia que solo se conoce por las referencias en los medios de comunicación y por las subvenciones que llegan con mayor o menor generosidad a colectivos diversos.
Europa necesita –como dicen algunos que no la practican- mucha pedagogía. De nuevo se ha perdido una oportunidad para explicar su significado en este mundo global. La vieja Europa no termina de afianzarse, al contrario parece que retrocede si tenemos en cuenta los resultados de estas elecciones en algunos países.
Ahora, los que han perdido la confianza de la ciudadanía, hablan de <<falta de comunicación>> y no es así, es algo más grave, es el distanciamiento de los partidos que llevan desde la Transición manejando el <<cotarro>>. La realidad es que la política asentada en los escaños, de derecha e izquierda, lo que llaman la <<casta>>, lleva años viviendo su vida y los ciudadanos <<apencando>> para mantener todo un esquema de burocracia, de instituciones y personas, de toma de decisiones equivocadas, de corrupción, que son de difícil de mantener y soportar en un estado de crisis que afecta a millones de personas.
Cuando se han querido dar cuenta, ha aparecido que un partido que se ha llevado más de un millón de votos que representa a gente cansada de oír siempre la misma cantinela y estar sufriendo los recortes un día sí y otro, también.
Claro que, después de <<aquellos polvos, vinieron estos lodos>> y en estos momentos no saben cómo iniciar el camino de la recuperación y de la confianza ciudadana, algo que se les presenta muy cuesta arriba.
La regeneración de unos y otros llegará cuando desaparezcan del mapa político todos aquellos que discursean como si estuvieran dirigiéndose a analfabetos sin criterios. Y es verdad que tenemos un problema. Decía Carlos Marx que la <<religión es el opio del pueblo>>. Creo que estaba equivocado. <<El verdadero opio del pueblo es la ignorancia>> y de eso todavía tenemos mucho, solo hay que darse una vuelta por el país.
La cuestión que se plantea es que la pedagogía, según dicen, la van a dar quienes antes no la ofrecieron por estar acostumbrados a las frases aprendidas, repetitivas y según aconsejan los marketinianos de los partidos. No se dan cuenta que su ciclo ha terminado, por duro que sea encontrar un nuevo trabajo pues no todos van a conseguir un puesto de consejero en una petrolera u otra de las multinacionales pegadas al poder…este es su drama.
Los que han conseguido plaza en las <<oposiciones europeas>> están felices, solo había que ver al Sr. Arias Cañete y la Sra. Valenciano que, en sus adentros pensarían…aquí os queda el marrón, yo a Bruselas a calentar un nuevo sillón.
España tiene un problema muy grave que nadie trata de solucionar porque el tiempo corre y no se le ha dado la cara en su momento. ¿Qué pasará?. No sabemos hacia dónde vamos y quien nos lleva. No se vislumbra ningún Moisés y los que se proponen al puesto, no sabemos si su curriculum es algo más que los años que llevan pegados/as al partido.
Los ganadores inesperados apuestan por un cambio con modelos que han llevado a la pobreza o están en ese camino. Estamos en el siglo XXI y aunque estemos de acuerdo que, los que nos han traído hasta aquí, se deben marchar o cambiar por otros que sepan por donde va la sociedad, tampoco es necesario experimentar pues España ya tuvo sus experiencias y el resultado fue nefasto.
Es curioso que todos los que quieren los cambios no tienen una empresa con trabajadores a los que asegurar el puesto de trabajo para transmitirnos el ejemplo. Vienen de la <<filosofía pura y de las ideologías baratas y trasnochadas>> que estas no marcarán ningún futuro. Lo de Barcelona no es un buen ejemplo para cambiar un país. A pesar de todos los errores cometidos, España sigue siendo un gran país, solo hay que limpiarle por dentro, como sucede en otros países, las <<castas>> son como una tela de araña global. Y da la impresión que una <<nueva casta>> se quiere situar y están dispuestos a gobernar en un <<pis pas>> para traernos el paraíso…que a la vuelta de la esquina se volverá insostenible, ¿o es que no conocen los ejemplos?.
Mientras tanto, en el partido de la oposición, han empezado <<los codazos, empujones y zancadillas>> porque hay que situarse al lado del nuevo/a Mesías.
Menos mal que el turismo sigue dándonos alguna que otra alegría, aunque los canarios no quieren el <<fracking>, ni los mallorquines, ni los de Castellón, etc., solo lo quiere Repsol y sus ayudantes.
Comienza la semana…veremos que nos depara.
Pues la semana nos ha venido con una noticia que cierra un capítulo de la historia de España: la abdicación del rey Juan Carlos I.
A todos nos pilló, también, con el paso cambiado. Se abre un nuevo capítulo con la llegada de Felipe VI, que tendrá la enorme responsabilidad de efectuar los cambios necesarios para situar a este país en el siglo XXI. No es fácil la tarea que le espera, pues ya se han lanzado a la calle quienes piden un referéndum, es la nueva casta que busca el poder para llevarnos a las <<arcadia feliz>> donde los euros bajen del cielo con reducción de horas de trabajo, jubilación anticipada, sin banqueros ni especuladores, todas las decisiones en asambleas…etc., es decir, no va haber tiempo para producir, ya que estaremos en la creación de la nueva España donde todos podremos decidir…que ilusión.
Señor, Señor…haz un milagro para asentar el cerebro de los que están y los que quieren venir, el pueblo se lo merece.
Jesús Felipe Gallego. Presidente Grupo ISTur