Archivo para el abril, 2012

Educación y Formación para el Turismo del siglo XXI.

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 El complejo mundo de las actividades y empresas turísticas y los destinos que reciben gentes de lugares cercanos o lejanos, nos exige hoy, en esta segunda década del siglo XXI, una reflexión profunda sobre las necesidades de educación y formación de los que se supone somos los «anfitriones» de los que nos visitan.
El turismo es un tema recurrente de políticas, congresos, cursos, seminarios, etc., donde la formación es el foco principal. Uno se pregunta ¿por qué se trata esta cuestión de manera tan repetitiva?. La respuesta no puede ser más sencilla, porque algunas de las actividades turísticas, sus empresas y las políticas no terminan de cimentar muchas de las ocupaciones relacionadas con ellas, sobre todo aquellas donde el contacto con el público es continuo y las actitudes y aptitudes no llegan de la mano con una adecuada EDUCACIÓN Y FORMACIÓN.
En los últimos años al formación se ha ofrecido por activa y por pasiva. Nunca ha habido tanta oferta, ni tantas facilidades. Otra cosa han sido los contenidos, quienes los profesores, conferenciantes, etc. y quienes han sido los receptores y qué empresas han aprovechado estos conocimientos.
La multitud de cursos subvencionados ha llegado a tal extremo que las empresas, consultoras, autónomos, etc., viven de manera intensa la «caza del alumno», aunque lo que se vende «Dios dirá». En el caso de la Hostelería, los resultados no son ni buenos ni malos, pero no son los que deberían ser si queremos ser el no va más del turismo mundial. Es como si la fabricación de coches por Alemania fuera regular y el vehículo que se exporta no saliera en perfectas condiciones con garantía. Aquí la prestación de servicios, unas veces es buena, otras regular y, quizá, demasiadas, malas o muy malas. Hablo, en general, pues no hay que olvidar que en nuestro país hay más de 350.000 empresas hosteleras. Podemos ser benevolentes o hablar de nuestras excelencias gastronómicas o de los destinos, pero si no espabilamos, puede pasar lo que está sucediendo ahora con la economía, que la de la top league hemos pasado a segunda división.
Es cierto que la crisis nos ahoga más o menos a todos, pero no debemos olvidar que para prestar excelentes o buenos servicios hosteleros hacen falta «cabezas y manos». Parece ser que demasiados establecimientos olvidan que los servicios son personas. El lujo, las habitaciones de diseño y las ofertas gastronómicas o los restaurante más sencillos necesitan profesionales con EDUCACIÓN Y FORMACIÓN
La primera tiene que ver con los valores y principios básicos del ser humano: hospitalidad, solidaridad, atención, calidez, relación con los otros, etc. La segunda con las aptitudes que se deben adquirir para incorporarse a la sociedad, al mundo del trabajo. En definitiva, es lo que la familia, el entorno, los centros de formación y la sociedad en general, transmiten a los individuos en la era del turismo global.
En octubre de 1999, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) publicaba:
«Los Siete Saberes para una Educación del Futuro » del filósofo y sociólogo francés Edgar Morín. Sus enunciados se resumían en los siguientes temas:
• Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión
• Los principios de un conocimiento pertinente
• Enseñar la condición humana
• Enseñar la identidad terrenal
• Enfrentar las incertidumbres
• Enseñar la comprensión
• La ética del género humano

 En el Prefacio, el Director General de la UNESCO, Federico Mayor, decía:
«La UNESCO se ha dedicado pensar de nuevo la educación en términos de durabilidad, especialmente en su función de encargada del «Programa internacional sobre la educación, la sensibilización del público y la formación para la viabilidad”, lanzado en 1996 por la Comisión para el desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. Este programa de trabajo enuncia las prioridades aprobadas por los Estados y apela a estos así como a las organizaciones no gubernamentales, al mundo de los negocios y de la industria, a la comunidad académica, al sistema de las Naciones Unidas, y a las instituciones financieras internacionales para que tomen rápidamente medidas con el fin de poner en práctica el nuevo concepto de educación para un futuro viable y reformar, por consiguiente, las políticas y programas educativos nacionales. En esta empresa, la UNESCO ha sido llamada a ejercer el papel de motor que movilice la acción internacional».
Probablemente el texto de Edgar Morin sea denso, pero es una llamada de atención a la «educación y la formación» del presente, ya que ha pasado más de una década desde su publicación.
El turismo, al igual que la sociedad, se ha globalizado. Viajamos a cualquier parte del mundo y recibimos igualmente, hombres y mujeres de cualquier lugar del planeta. Necesitamos personas con una formación sólida, conociendo muy bien cuál es su profesión u ocupación elegida y que se le va a exigir. Da lo mismo un directivo de hotel, un ejecutivo de una agencia de viajes, un planificador de un destino, un recepcionista, un guía, un funcionario de una institución turística, un camarero o un formador.
Estamos en mundo en transformación permanente. En la época de la competitividad, la innovación, las nuevas tecnologías, los emprendedores, los viajes al espacio, las redes sociales, etc., las universidades y los centros de formación profesional ofrecen posibilidades inmensas a nuestros jóvenes pero hay que cambiar el modo de educar y formar a las personas que se quieren incorporar a este mundo diverso y complejo, como decíamos al principio. De lo contrario, todo es «ronroneo».
El turismo ofrece muchas posibilidades para encontrar trabajo y las empresas turísticas se quejan a veces de la falta de formación de los que llegan a ellas y, los que son contratados, no sienten una verdadera vocación al ver y sentir lo que encuentran. Algo sucede y, los países donde el turismo tiene un peso específico en su economía, deberían analizar cuáles son las razones de ese descontento en las dos direcciones.
Todos sabemos que el hecho turístico es algo profundamente arraigado en la sociedad del siglo XXI. NO HAY MÁS ALTERNATIVAS QUE LA EDUCACIÓN Y LA FORMACIÓN, si queremos ofrecer un turismo sostenible y, quizá, los «siete saberes» de Edgar Morin puedan ser una referencia.

Los Perfiles Profesionales de los directivos hoteleros en el siglo XXI.

Los Perfiles Profesionales de los directivos hoteleros en el siglo XXI.

III CUMBRE DEL TURISMO

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Ayer se celebró en el Hotel Melíá Castilla de Madrid la III Cumbre del Turismo presidida por S.M. La Reina Doña Sofía. Estaban todas las representaciones de las asociaciones empresariales con Joan Gaspart a la cabeza como presidente del Consejo de Turismo de la CEOE, que hizo un llamamiento a todos los españoles que «puedan y deseen» para disfrutar sus vacaciones de este verano en el país, es decir, en España. Esta recomendación la han hecho políticos de otros países emisores a sus conciudadanos siendo los resultados discutibles. Hoy los españoles, franceses, alemanes o ingleses toman sus decisiones en función de sus posibilidades económicas y, en muchas ocasiones, en función de las ofertas algunas muy atractivas y muy «low cost»
Fernando Conte, presidente de Exceltur dijo que pesar de los «buenos resultados» en materia turística el pasado año, advertía del peligro de la «autocomplacencia», tema que ya hemos comentado y a la que somos dados en este país, sobre todo, cuando hablamos del turismo como sector estratégico. No terminamos de entender y acostumbrarnos a definir el turismo como un sector muy importante pero que hay otros que nos gustaría que estuvieran en primera línea. Si queremos que el turismo sea le gran motor de nuestra economía, lo debíamos convertir en un «parque temático», aunque en algunas zonas ya lo sea.
Como siempre tenemos que volver a la Educación y a la Formación como motores de cualquier estrategia y este es un mantra que se sigue repitiendo desde hace más de medio siglo. Nos queda camino por recorrer y esperamos que esta Cumbre sea algo más que una reunión más para la los del «photocall» y no sabemos si nuestras autoridades turísticas se han leído las conclusiones de las grandes reuniones, congresos , seminarios, de los últimos cinco años. De estos textos podría salir la próxima Cumbre.

Estrategia empresarial para las empresas turísticas.

Estrategia empresarial para las empresas turísticas.

Cambio de ciclo económico o cambio de modelo de Sociedad

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El pasado día 12 de marzo, en uno de los salones Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid, donde tiene su sede el ICE y se imparte el Máster de Gestión y Dirección de Hoteles tuvo lugar una conferencia sobre economía y formación en la que participaron el economista Alberto Recarte, la directora del hotel Meliá Fénix, Inmaculada Palencia y quien firma este artículo, Jesús Felipe Gallego, Presidente de ISTur ®
Uno de los planteamientos del economista Alberto Recarte era que lo que sucede con la crisis en España se debe a una cambio de ciclo económico, es decir, otro más de los que ha habido desde el siglo pasado hasta la actualidad.
Mi opinión es bien distinta. Creo que, con independencia de los ciclos económicos, la cuestión es que estamos inmersos en un nuevo modelo de sociedad porque sencillamente estamos en un cambio de Era. Así de sencillo y de rotundo y me siento identificado con sociólogos, políticos, científicos, economistas, etc., que mantienen esta teoría.
No hay nada más que asomarse al planeta y visualizar lo que está sucediendo, en muchos casos «insostenible», en lo económico, medioambiental, social y cultural. Tampoco hay que ser experto en ciencias del futuro para asegurar que, en el último medio siglo y, sobre todo, en las dos últimas décadas el mundo de las nuevas tecnologías, los viajes espaciales o la forma de comunicarnos en tiempo real de forma escrita o visual ha hecho de este planeta una «casa» más pequeña de lo que parece.

¿Por qué la sostenibilidad es el nuevo paradigma del siglo XXI?

Ya está escrito y repetido desde 1987 en el informe Brutland cuando definía el desarrollo sostenible:
«aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones».
Pero si no nos basta esta contundencia, y para algunos les parece utópica la definición, podemos recurrir a John Stuart Mill que, como una premonición, en 1848 publicaba su libro «Principios de Política Económica». Entre otra cosas decía lo siguiente:
«Confieso que no estoy encantado con el ideal de la vida sostenida por aquellos que piensan que el estado normal de los seres humanos es el de la lucha por seguir adelante, que el pisoteo, aplastamiento, codazos y pisar en cada uno de los talones, que forman el tipo actual de la vida social, son el destino más deseable para la especie humana, ni nada, pero los síntomas desagradables de una de las fases del progreso industrial».

Pero mientras la «insostenibilidad» se manifiesta en muchos lugares del planeta se le está buscando solución a través de lo «ecológico, verde, orgánico, natural medioambiente, eficiencia energética» o turismo sostenible.

La sostenibilidad es, como alguien dijo, «un estado mental» donde el ser humano no es que vaya a perder su «bienestar social» sino que se quiere lograr para el mayor número de personas en entornos, donde la madre Tierra en su espléndida biodiversidad es respetada y cuidada para las actuales y próximas generaciones.
Claro que esto expresado con el sube y baja del IBEX, el euribor y el Banco Central Europeo, la guerra de Afganistán, la primavera árabe, los que no tienen que echarse a la boca en África u otros lugares, etc., es pura teoría.
Pero como todo esto tiene un inicio, que ya tiene un largo recorrido desde el primer informe de «Límites del crecimiento» del Club de Roma, la Agenda 21, la Cumbre de Río que para junio de 2012 está de nuevo convocada o el controvertido Protocolo de Kyoto que celebrará una nueva reunión en 2015, es hora que nos pongamos a trabajar en serio por el futuro y por esa nueva Era en la que ya estamos.
Claro que en este camino nos vamos a encontrar con los falsos profetas, los de las subvenciones al amparo de lo energético o los del «green washing» que no paran de hacer ofertas «verdes y proclamar que son sostenibles».
El turismo es un excelente escaparate para promover la sostenibilidad y sus empresas pueden ser ejemplo, dejando el pasado y subiéndose al tren del futuro pero la cuestión es «¿lo entienden los responsables empresariales, políticos, institucionales, etc.?.Este es el quid de la cuestión.
No es un cambio de «ciclo económico» es algo más, es la nueva historia que ya se está escribiendo.

Curso Superior de Gestión y Administración Hotelera.

Curso Superior de Gestión y Administración Hotelera.

Formación para el Desarrollo Sostenible

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Como industria, continuaremos llevando adelante la agenda de la sostenibilidad”, afirmó el presidente del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, David Scowsill, al clausurar en Tokio, la cumbre anual de la organización del Turismo, donde señaló las políticas impositivas y de restricciones de visados entre los obstáculos para un mayor crecimiento del sector que aporta el 9% del PIB global.

 Al cerrar la Cumbre Global del World Travel & Tourism Council (WTTC), Scowsill recordó a los 1.200 delegados de más de 50 países que la industria del turismo es responsable de 255 millones de empleos y más de seis billones de dólares, equivalentes al 9% del Producto Interno Bruto mundial.

 “Esto nos hace más grandes que la industria automotriz, la minería y la manufactura. Por cada dólar gastado en nuestra industria, generamos tres dólares a la economía”, destacó.

 “Como industria, continuaremos llevando adelante la agenda de la sostenibilidad.” Los líderes del WTTC están comprendiendo que el balance entre la gente, el planeta y la generación de ganancias no sólo es alcanzable, sino además esencial para los consumidores y para cada empleado de sus organizaciones. “Creo que juntos podemos convertirnos en una fuerza respetada y bienvenida por todos”, afirmó el directivo.

 Estas palabras enlazan con las declaraciones del secretario de la OMT sobre la importancia que tienen los programas de formación en las empresas turísticas.

 “El turismo hacia 2030 muestra que hay todavía un significativo potencial de expansión en las próximas décadas. Tanto los destinos consolidados como los nuevos pueden beneficiarse de esta tendencia, siempre que creen las condiciones y políticas adecuadas en lo que respecta al entorno empresarial, la infraestructura, la facilitación, el marketing y los recursos humanos”, explicó el Sr. Taleb Rifa, Secretario General de la OMT . “No obstante, junto con esta oportunidad, surgen también retos como el de aprovechar al máximo los beneficios sociales y económicos del turismo al tiempo que se minimizan los efectos negativos. Por ello, es más importante que nunca que todo el desarrollo turístico se guíe por los principios de la sostenibilidad »”

  ISTur cuenta con una amplia oferta formativa que vamos impulsando desde nuestra plataforma E-learning. Dentro de los cursos más destacados se encuentran: “La nueva hoja de ruta de las empresas turísticas: hoteles sostenibles” y “El Turismo y la Sostenibilidad” que, entre otras cuestiones, pretende explicar la enorme confusión que existe sobre los conceptos referentes a la sostenibilidad.

La nueva hoja de ruta de las empresas turísticas. Hoteles Sostenibles

La nueva hoja de ruta de las empresas turísticas. Hoteles Sostenibles

El Turismo y la Sostenibilidad

El Turismo y la Sostenibilidad

Desde hace décadas se viene hablando del desarrollo sostenible como la nueva hoja de ruta que los países, sus instituciones y las empresas deben tomar si se pretende mejorar el escenario actual para situarlo en uno diferente, donde los beneficios se materialicen en las cuatro dimensiones que representa: económica, medioambiental, social y cultural.

 Este es el reto principal que tienen los cursos que ofrece el Instituto de la Sostenibilidad Turística®.

 Los países necesitan personas competentes para ser competitivos. Educación y formación son la clave para el éxito.

Turismo rural.

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 Mi buen amigo Arturo Crosby hace una reflexión sobre el turismo rural y, como en la última semana, he tenido la oportunidad de comentar sobre el tema con dos profesionales de diferentes países latinoamericanos voy a exponer, con todo respeto, estas consideraciones.

 En España el turismo rural en un tema antiguo. Surgió hace más de medio siglo con las «casas de labranza» , viviendas o casas rurales, con el objetivo de dar vida a pueblos que iban perdiendo sus habitantes por el traslado a los centros urbanos en busca de mejor vida y posibilidades de trabajo, aprovechando construcciones  agrícolas típicas de las diferentes zonas, dando vida al denominado agroturismo, una forma familiar de vacaciones.

 Con el paso del tiempo, el tema tomó otros derroteros, principalmente, cuando empezaron a llegar subvenciones sustanciosas permitiendo  actualizar o reconstruir, casas, más o menos singulares, muchas de ellas abandonadas por sus propietarios. El tema era revalorizar unas viviendas, convertirlas en una nueva oferta para el turismo que buscaba reencontrarse con el campo, la montaña, etc., quizá, con sus ancestros, dando movimiento a pueblos con escasa vida, pero con tradiciones, espacios naturales, paisajes, historia, gastronomía, etc.

Todo perfecto hasta aquí.

 Llegó la hora de la gestión de estos alojamientos. Algunos con diez o menos habitaciones. Otros, con algunas más y con la obligación de abrir durante todo el año. Pronto, muchos de los que habían apostado por el nuevo negocio, se dieron cuenta que mantenerlo no era tan sencillo. Hubo propietarios, cuando finalizó el tiempo exigido por las subvenciones, que  los cerraron y otros los abren en temporada, dos o tres meses.

 Es importante reconocer que, a muchos de los autóctonos,  les ha abierto la puerta para tener un trabajo ellos y su familia

 Luego, ha habido otra etapa cuando algunos «urbanitas», cansados de la gran ciudad , han creído que la zona rural era un lugar de escape y de futuro con  el «hotelito» construido con ahorros, alguna subvención o la liquidación de su empresa. Para muchos la realidad se ha presentado muy dura.

Por último, están los llamados «hoteles con encanto». A decir verdad, algunos son verdaderos alojamientos con diseño en espacios singulares aunque, también, por el número de habitaciones y su producción exige una dedicación plena.

 La pregunta es ¿por qué la ocupación media anual de estos establecimientos es baja, con excepciones ?. La respuesta en muy sencilla: por las características de la oferta.

 Nadie puede pensar que, con esas excepciones a las que nos referimos, los hoteles o casas rurales se pueden llenar los 365 días del año o mantener una alta ocupación. Los fines de semana, fiestas u otros períodos vacacionales no son suficientes.

 Pero hay algo más importante. Aquellas personas que quieran abrir un establecimiento de este tipo deben tener una verdadera vocación de servicio, mucha ilusión y disciplina para el trabajo. Deben tener conocimientos amplios y ser polivalentes, como todos los que trabajen en estos negocios. Las plantillas, como siempre digo, la forman «los indispensables menos uno». No hay otra alternativa. Son negocios familiares

 Sin embargo, el turismo rural y sus alojamientos y otras ofertas complementarias pueden ser una referencia muy importante para el desarrollo sostenible, es decir, para ir creando un modelo de sostenibilidad más fácil de aplicar que en las ciudades. Esto les permitiría a muchas localidades un crecimiento sostenido y un ejemplo de cómo las comunidades se desarrollan.

 Hay hoteles rurales que van en este sentido pero no hay que confundir lo rural con el paraíso, si uno no tiene claras las ideas y lo que le espera. Se pueden tener expectativas pero luego vendrán las percepciones.

 En resumen, no debemos destacar que el turismo rural va mal o que cierran o abren nuevos alojamientos. Simplemente, son negocios con riesgo como otros, que necesitan conocimientos para gestionarlos y voluntad para permanecer en el tiempo y contar que hay mucha competencia. La situación actual no es buena, pero no hay otra. Ahora, es el momento de demostrar si realmente se conoce el negocio que hay que promocionar y vender, no olvidando que estamos en el siglo XXI.