La mejor opción para disfrutar de la bicicleta y la naturaleza lejos de vehículos a motor
“Vía Verde” es una marca registrada en 1994 por la Fundación de los Ferrocarriles de España, cuyo uso está legalmente restringido para itinerarios que discurren por antiguas vías férreas. En España existen 7.600 kilómetros de vías de tren en desuso, que gracias a iniciativas como esta no han caído en el olvido. En la actualidad se han reconvertido más de 2.000 kilómetros de estas antiguas vías para que las utilicen ciclistas, caminantes y personas con movilidad reducida. Del total de los 106 caminos transitables, 89 están perfectamente acondicionados para bicicletas, senderismo y personas con movilidad reducida, por el resto se puede circular en bicicleta de montaña o practicar senderismo.
La reconversión de antiguas vías de tren en carriles transitables para peatones y bicicletas surgió con la idea apoyar la cultura de la bicicleta, y promover un ocio independiente de los vehículos de motor, pero sobre todo con la idea de crear unos recorridos seguros para ciclistas y amantes del senderismo. Por ninguna de ellas pueden circular vehículos de motor y como norma general si existe un cruce entre una Vía Verde y una carretera con cierto nivel de tráfico esto se soluciona a través de pasos a diferente nivel para que no se corra ningún tipo de riesgo.
Como se observa en el mapa podemos encontrar caminos de este tipo por casi toda la geografía española. Algunas discurren campo a través, otras próximas a las ciudades, y algunas incluso llegando a penetrar en cascos urbanos, donde estas vías se convierten en un equipamiento deportivo y recreativo para las ciudades, a la vez que proporcionan un medio de desplazamiento no motorizado entre la periferia y el centro urbano. En la página web oficial de “Vías Verdes” se puede ver la longitud, la dificultad y las características principales de cada ruta, hay vías desde cinco kilómetros hasta vías de sesenta, ideales para los más deportistas.
La ventaja principal que presentan estos caminos es que están alejados de los vehículos de motor y por lo tanto no supone ningún riesgo circular por ellos. Son una forma alternativa de disfrutar de la naturaleza a la vez que se practica deporte. Además el tránsito de peatones y ciclistas por estas vías ha favorecido la economía de los pueblos colindantes con establecimientos de restauración acondicionados para este tipo de turismo.
Lara Pérez Segura
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