Esta sociedad del siglo XXI donde el consumo desmedido se ha convertido en la referencia de millones de ciudadanos vemos como los más de mil muertos de la fábrica de textiles en Bangldesh termina entrando en el anecdotario de las tragedias que cada día suceden en el mundo.
La última trabajadora rescatada del edificio destruido, después de diecisiete días sepultada, decía que se había ido a la ciudad para mejorar la vida que tenía en el medio rural…todo por un euro al día (30 € mensuales) y 12 ó 15 horas de trabajo.
La trazabilidad de una camiseta fabricada en estas «empresas» es muy simple: de la fábrica en condiciones peligrosas a las estanterías de los grandes comercios y grandes marcas.
¿Qué hacemos los consumidores?. Pagar, 6, 10, 15 ó 20 euros por la camiseta que costaría 30 ó 40 euros si los trabajadores recibieran salarios dignos y justos. Es más fácil mirar hacia el otro lado, Eso sí, muchas de las grandes compañías hacen «labores sociales» como fruto de su «responsabilidad social corporativa o sostenible».
Según comenta la prensa hoy, el Gobierno de Bangladesh subirá los salarios de los trabajadores textiles y algunas multinacionales han firmado un acuerdo para la mejora de la seguridad. La última vez que se subieron los salarios en este sector fue en 2010 cuando el sueldo mínimo mensual era de 16 €.
El periódico El Mundo, en su edición del 12/05/2013, nos ofrece una noticia importante: en Nigeria, el pasado año se bebieron 752.879 botellas de champagne (a 120 dólares botella), siendo el segundo país consumidor después de Francia. Este dato, «no inventado», lo publica un informe de Euromonitor International. Mientras tanto, el 63% de la población vive con menos de un dólar al día. El país figura por su PIB en la 31 economía del planeta. Para el 2017 está previsto que se consuman 1 millón.
Los últimos datos sobre la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera nos dicen que se han superado las 400 pmm (partes por millón), cifra peligrosa si no se toman medidas, porque el planeta «no aguanta todo».
Nadie pone en duda que los avances de todo tipo en las últimas décadas han sido espectaculares…vamos rumbo a Marte. Sin embargo, esta sociedad que ha alcanzado grandes cotas de bienestar en ciertos lugares, vive las enormes contradicciones de la miseria en otros.
Los organismos internacionales y gobiernos que debían responsabilizarse de ofrecer una mínima vida decorosa y digna a la mayoría de sus ciudadanos se dedican a transmitir mensajes de futuro o de «palo tente tieso». Así van pasando los años y los saltos tecnológicos no tienen correspondencia con los saltos sociales en muchos países.
Las dimensiones medioambiental y social de la sostenibilidad, de las que tanto se habla y de las que tantos congresos, libros, documentos, etc. generan, en la realidad ni se toman medidas, ni se transmite la responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos, empezando por los políticos que son los que dictan las leyes.
De momento, no hay respuestas.
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