La Puerta Climática de Doha

Ya han pasado unos días después que el pasado 7 de diciembre se clausurara la Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP18) en Doha, capital del Emirato de Qatar.

Como se anticipaba, los resultados no han sido los que se esperaban, como es natural, pues si es difícil poner de acuerdo en temas tan concretos como el hambre, la pobreza o las guerras, más complicado es  acordar planes que eviten el calentamiento del planeta por los GEI o gases de efecto invernadero.

Las reuniones sobre este tema, a las que acuden un gran número de personas, altos y medios funcionarios de países y de organismos nacionales e internacionales, ONG,s, empresas y lobbies, con sus representantes, etc., se convocan de forma periódica lo que da lugar a un incremento del «turismo financiado» por ciudadanos de los países asistentes que pagan los viajes, dietas, hoteles, manutención etc., de los que allí ostentan la representación.

Durban, Copenhage, Cancún, etc., por citar algunos de los lugares se han dado cita los «expertos», nunca han concluido con avances resolutorios que establezcan normas de obligado cumplimiento que eviten esta especie de «gasificación de la atmósfera».

El Protocolo de Kioto, firmado en 1997, obligaba a 35 países industrializados a reducir una media de al menos un 5,2 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero, tomando como referencia las emisiones de 1990. Sin embargo, ya en su origen no incluía a países desarrollados tan importantes como Estados Unidos y no imponía objetivos de reducción de los gases a los países en desarrollo como China, India, Brasil o México.

Las emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, crecerán este año un 2,6 por ciento a nivel mundial y duplican ya las tasas de 1990, fundamentalmente por las aportaciones de grandes potencias en desarrollo como China o India. Este acuerdo, conocido como Puerta Climática de Doha, supone prorrogar el ineficaz Protocolo ocho años. Sin embargo, Rusia, Japón y Canadá, entre otros, no han accedido a este nuevo compromiso, con lo que las emisiones de CO2 de los participantes suponen ahora apenas el 15 por ciento de las emisiones globales.

Según The Global Carbon Project la proyección global de emisiones para 2012 está estimada en 36.000 millones de toneladas. El carbón con un 43% es el sector que más emisiones produce, seguido del petróleo con un 34% , el gas con el 18% y el cemento con un 4%. Las emisiones globales de gases de efecto invernadero amenazan con aumentar hasta 2020 a 58 gigatoneladas (miles de millones de toneladas, GT) y así va pasando el tiempo y las consecuencias aparecen cuando menos se esperan, la última, la del huracán Sandy.

Aunque las energías renovables son un paliativo a esta «plaga de gases», todavía hay muchos intereses creados para asegurar que vamos por el buen camino. Alguna parte de la ciudadanía en el mundo habla del medioambiente, la naturaleza o  lo «verde», pero de cómo reducir los GEI, ni lo saben, ni lo exigen ya que el sistema de vida implantado obliga a consumir todo aquello que deberíamos suprimir o reducir.

Ver: http://www.globalcarbonproject.org/

El vino en la sociedad del siglo XXI.

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1 Comentario

  1. Anna dice:

    Es interesante la iulcnsif3n del te9rmino globalizacif3n en el debate del Blog de Abengoa. En principio quisiera rescatar el sentido de Globalizacif3n al que retorna la CEPAL cuando nos habla de las oportunidades para el desarrollo; o el sentimiento de un mundo globalizado que contiene una enorme potencialidad de progreso y de socializacif3n de la especie humana de Dabat ( 1997) que concuerda con el PNUD (Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo) y que sostiene su enfoque en los derechos humanos. Desde su carta constitutiva se comienza a trabajar en beneficio del desarrollo humano y sus derechos, tal vez con poco compromiso pragme1tico, pero instando a los gobiernos y otros organismos no gubernamentales a ratificar y velar por el cumplimiento de los mismos. Necesitamos de la crisis internacional como la actual para comenzar a vislumbra un cambio en este proceso histf3rico de globalizacif3n capitalista. Asumimos que el modelo de la acumulacif3n de capital a cualquier costo se este1 agotandoEn estos momentos el capitalismo este1 en la antesala de una nueva etapa, una etapa mejorada donde resurge la idea de globalizacif3n social y humana. En este sentido la responsabilidad social y ambiental de las grandes empresas y paedses industrializados necesitan de un renovado protagonismo.Tal vez nos encontremos dispuestos a retornar (aunque me1s no sea en parte) a aquella idea de Aldea Global’ de los af1os ’60 donde el sentido de globalizacif3n trasciende el mero aspecto econf3micoSaludos

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