Después de celebrar la XXII Cumbre Iberoamericana en Cádiz y finalizadas las reuniones bilaterales y multilaterales de presidentes, ministros y delegaciones, la conclusión principal es que el futuro de todos pasa por la Educación.
El Secretario General Iberoamericano, Enrique Valentín Iglesias García, asturiano de nacimiento y uruguayo de nacionalidad, hombre de extensa formación, curtido en la política y en las relaciones internacionales publicaba un artículo en El País (19 de noviembre de 2012) donde afirmaba con rotundidad lo siguiente:
«Es un momento propicio para renovar nuestras relaciones, respetando nuestra diversidad, valorando las grandes posibilidades de nuestros mercados internos y regionales, y proyectándolos con mayor intensidad en un ámbito internacional que precisa de aportes positivos en el complejo mundo de la globalización.
En esta perspectiva, la educación de calidad aparece como un elemento esencial de nuestra identidad, de nuestra renovada solidaridad y de nuestro futuro».
El doctor Iglesias no hace sino reafirmar la base del desarrollo de los pueblos y es que, sin educación y formación, no puede haber futuro. Son las personas las que construyen los países, y estos deben de darles la oportunidad de recibir la formación adecuada, libre de prejuicios y únicamente dirigida a ofrecer posibilidades de crecimiento personal, cívico y profesional a sus ciudadanos, además de darles impulsos para encauzar su vida.
Nuestros países, en ese logro de un espacio común, con lazos intensos que se han ido produciendo a lo largo de los años, son la mejor forma de dar respuestas a este mundo globalizado y competitivo y, si bien hay intereses individuales, también los hay colectivos, a pesar de las dificultades o errores cometidos.
La educación tiene múltiples efectos positivos y las nuevas generaciones deben ser protagonistas de sus vidas haciendo un recorrido lleno de aptitudes y actitudes con la adquisición de conocimientos, cultura y valores que son los que nos van unir pues tenemos lo más importante: una lengua común.
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