El antiguo almacén de vino de la plaza Arriquibar de Bilbao, hoy declarado Bien de Interés Cultural, se ha convertido en un espacio cultural en sus 43.000 metros cuadrados donde exposiciones, conciertos, conferencias, talleres, actividades físicas, biblioteca, etc., que otorgan a este lugar un carácter modernista donde se mezcla el clasicismo con lo innovador.
Diseñado por el arquitecto bilbaíno Ricardo Bastida a principios del siglo XX, su nueva imagen interior cobra un estilo singular que llegó de las manos y creatividad de Philippe Starck, convirtiéndolo en una referencia de la capital bilbaína. Si hay algo que distingue a este edificio rehabilitado es el llamado Atrio de las Culturas, donde se presenta una visión del mundo a través de columnas que son como un viaje itinerante a través de la historia de la Humanidad.
El escenógrafo Lorenzo Baldini y Philippe Starck han logrado transmitir la diversidad cultural en 43 columnas que representan el Arte Rupestre, el Renacimiento, Art Deco, el Barroco, lo Medieval, lo Asirio-Babilónico, el Arte Moderno, etc., utilizando materiales como el mármol, madera, cemento, piedra de Lecce, terracota, aluminio o acero. Un verdadero espectáculo visual.
También tenía una exposición bajo el título ARTISTS AS CATALYSTS, ARTE Y TECNOLOGÍA: PUENTE DE CREACIÓN.
Un grupo de artistas en colaboración con Ars Electronica Center de Linz (Austria). En la muestra los artistas se enfrentan en sus obras con los problemas globales con el medioambiente, el futuro sostenible o el control y manipulación de la realidad mediatizada. Es una cultura que surge en los últimos años a través del uso de Internet.
Con nombres como Protei, Face to Facebook, Free Universal Construction Kit, Street Ghoost, Desire of Codes o Earth, hasta 12 obras, se exponen para la reflexión.
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