Es indiscutible que el cambio social que estamos experimentando en los últimos años está propiciando una concienciación y un compromiso con la sostenibilidad medioambiental creciendo paulatinamente por parte de un espectro cada vez más grande de la sociedad. Esta concienciación ya no sólo incide en la conciencia sino que está modificando los comportamientos de compra y consumo de las personas. A día de hoy cualquier empresa u organización no sólo debe «barnizar» de verde su imagen corporativa sino que además debe convencer a los clientes o usuarios que la marca que abandera la empresa está realmente comprometida con el cuidado y la protección activa del medioambiente. En muy poco tiempo hemos pasado de convencer a los clientes de que reducimos nuestro aporte de contaminación a tener que convencerles de que, para ser creíbles, hemos pasado a compensar las emisiones de otros con nuestras propias iniciativas.
El sector de la hostelería es particularmente sensible a la protección medioambiental pues muchas de las acciones inherentes al mismo comportan grandes consumos de agua, de detergentes y de energía. Quién esto escribe está convencido de que todo establecimiento de este sector que proponga opciones creativas y comprometidas va a ser reconocido y distinguido por el usuario final; creo que estamos a las puertas de una nueva clasificación en la hotelería que, en forma de hojas, de una a cinco, refleje la valoración del establecimiento en función de su compromiso con esa sostenibilidad necesaria y deseable.
Hay una propuesta de valor esencial, vinculada con la compensación de las emisiones de CO2 y es la más comprensible para el ciudadano: la plantación de árboles con la garantía de perdurabilidad en su cuidado y mantenimiento, al menos durante los primeros veinte o treinta años. La empresa, en este sentido, demostrando su compromiso y diferenciándose de quien no lo tiene, puede hacer un «guiño» a sus potenciales clientes plantando un árbol por cada nuevo cliente en ese establecimiento, por cada cliente que contesta a un cuestionario de valoración de la calidad del servicio prestado, por cada cierto número de días de alojamiento adquiridos por un mismo cliente, por recomendar el establecimiento a un nuevo cliente, por reservar el alojamiento con un número determinado de días de antelación, por reservar directamente desde la web, para compensar el consumo de agua en el establecimiento, para compensar los consumos energéticos por cada persona que se aloja en el hotel, etc.
Estas aportaciones son voluntarias del propio establecimiento, pero también se puede buscar el compromiso del cliente; por ejemplo con un cartel informativo que diga:
«La huella ecológica de una persona alojada X días en cualquier establecimiento hotelero genera una emisión de CO2 equivalente al que es capaz de absorber un árbol en 30 años. Nosotros queremos colaborar a compensar estas emisiones y proponemos hacerlo junto a usted: Por cada euro que usted, voluntariamente, quiera aportar, nosotros pondremos otro euro más destinados, ambos, a la parte de la aportación precisa para poder llegar a plantar un árbol en su nombre. Si su aportación llegara a siete euros nos encargaremos de que le hagan llegar a su domicilio un certificado de la titularidad del árbol con el que usted ha colaborado al sostenimiento del planeta.»
Podemos desarrollar tantas formulas creativas como sea preciso para que el cliente participe con nosotros en este compromiso; la esencia de todo ello es que, al final, el establecimiento hotelero habrá conseguido vincularse con más fuerza con su cliente y dispondrá de un elemento más para diferenciarse de su competencia y tener un mayor éxito en su política de captación y fidelización de clientes.
Cuantos más hoteles 5 hojas haya en nuestro entorno mejor para él, para el entorno en el que vivimos y convivimos.
Antonio Lamadrid
Socio de Bosques Sostenibles
Cantabria 10 de mayo de 2012.
Los Perfiles Profesionales de los directivos hoteleros en el siglo XXI. |