El día 15 de marzo se celebra el Día Mundial del Sueño, una referencia que se puso en marcha en el año 2008 por la Asociación Mundial de la Medicina del Sueño (World Association of Sleep Medicine).
Dicen que la mitad de la población mundial tiene problemas de sueño, es decir, duerme mal o poco, una verdadera epidemia que afecta a la calidad de vida. La industria farmacéutica tiene el gran negocio con todas aquellas personas que necesitan cada noche «empastillarse» para dormir.
Quizá, esto no nos debe extrañar, tal y como está el mundo actual, cuando las noticias de cada día nos ofrecen de todo lo que el ser humano es capaz de hacer o pensar para fastidiar al otro. Las buenas noticias se conoce que no atraen y por lo tanto las esconden a las páginas interiores, excepto los resultados del fútbol u otros deportes que a la masa les fascina.
Los hoteles son protagonistas del sueño. Millones de horas que los huéspedes utilizan para su descanso, reponerse del estrés o prepararse para una nueva jornada estresante pues el viaje es de negocios y hay que vender.
Si hay elementos claves en el alojamiento hotelero, el «colchón» y las «almohadas» son las principales referencias. Hay muchos hoteles que olvidan que el objetivo principal del negocio es ofrecer una buena cama para el descanso. En muchos hoteles del mundo el cliente da los siguientes pasos: check in, dormir en la habitación, asearse, desayunar y pagar la factura.
Hay hoteles que han hecho del colchón y sus dotaciones complementarias (almohadas, sábanas, edredones, etc.) un atractivo para sus clientes pues les aseguran un buen descanso. En otros, te puedes levantar por la mañana con dolores lumbares, cervicales y con un cuerpo que da la sensación que le ha pasado una apisonadora.
Hay millones de personas que no concilian el sueño por múltiples razones: paros, cierres de empresa, hipotecas, acosos y maltratos, prácticas de mobbing, no llegar a final de mes, desconfianza de los que gobiernan y de los que dependes pues definen como debe ser tu vida, cuando la de ellos procuran asegurársela, etc. Decía el ilustre doctor Gregorio Marañón que «vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar».
La frase nos lleva a pensar que sería obligatorio que nos dejarán soñar, aunque fuera en ese período oscurecido de la noche donde parece que el mundo se para, ilusión no verdadera pues hay muchos en el planeta, demasiados, que se encargan de amargarnos la vida por razones que solo el egoísmo y la ambición las justifican.
Algunos hoteles están ofreciendo paquetes promocionales para este día, iniciativa que debería servir para todo el año, pues lo que uno más quiere y desea cuando se aloja en un hotel es dormir y descansar, aunque sea sin soñar.
Una proclama a muchos hoteles del mundo: por favor, renueven sus colchones y almohadas, no saben cómo lo agradecerá el cuerpo de sus huéspedes.
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