Son dos palabras de uso corriente en todos los aspectos de la vida, empresariales, personales, institucionales, etc.
Si uno habla con un modisto o modista de los que exhiben sus prendas en las pasarelas, dirá que ha creado nuevos modelos para la próxima temporada. Dijo hace tiempo, el francés Jack Maximin, propietario y chef del Bistrot de la Marine ( Cagnes Sur Mer, entre Niza y Cannes) a nuestro cocinero más mediático, Ferrán Adriá, que «crear no es copiar».
Para muchos la innovación parte de la creatividad, siendo ésta la parte del pensamiento divergente y convergente que nos pone en el camino de la innovación para la materialización de la idea o de lo nuevo que queremos implantar. La diferencia entre uno y otro término es que el objetivo de la innovación a nivel empresarial es económico y requiere resultados pues de lo contrario es un fracaso.
En un texto de ONUD (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial) se dice:
» La creatividad no es una parte aislada de nuestro pensamiento y no es un lujo que solo los artistas pueden permitirse. Es una parte de nuestro pensamiento de tal calidad, que existen diferentes áreas. Todas las definiciones de creatividad expresan la novedad de las ideas –el aspecto cualitativo- y la abundancia de las mismas –el aspecto cuantitativo. Así, el pensamiento creativo puede ser definido también como la capacidad de llevar algo a la realidad, algo que no existía anteriormente y en este sentido, la creatividad tiene que ir más allá de la experiencia y ser de alguna manera revolucionaria. Solo la implementación económica de una idea puede ser llamada innovación».
Los Perfiles Profesionales de los directivos hoteleros en el siglo XXI. |
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