Naomi Klein una periodista comprometida con el cambio climático

Acaba de aparecer el último libro de la periodista canadiense Naomi Klein, conocida en el mundo editorial por sus últimos bestsellers, La doctrina del shock: El auge del capitalismo del desastre (2007)  y  No logo: El poder de las marcas (1999).

Naomi Klein

Conferenciante, articulista y miembro de la junta directiva  350. org,  un movimiento relacionado con la crisis climática, está considerada como una activista preocupada por los efectos de la economía neoliberal, a la que critica desde sus páginas o intervenciones, no dejando indiferente a nadie que la lee o escucha.

El nuevo libro de Naomi Klein, Esto lo cambia todo: El capitalismo contra el clima (Editorial Paidós, 2015), es un texto denso y complejo que aborda el cambio climático después de haberse confesado una negacionista del tema o al menos no convencida sobre sus efectos hasta que,  «como San Pablo cuando cayó del caballo camino de Damasco», se inserta en una realidad que afecta a esta sociedad del siglo XXI.

Estamos pendientes de la próxima reunión de la COP 21 (Conferencia de las Partes) que se reunirá en París el próximo diciembre donde se espera que aprueben soluciones que lleven a reducir los gases de efecto invernadero y que mitiguen el peligro del aumento de 2º grados centígrados la temperatura del planeta en las próximas décadas… de lo contrario la sociedad correría un grave peligro de existencia, algo que no se cansan de repetir científicos de todo el mundo y que se recoge en el Quinto Informe de Evaluación, realizado por los Expertos del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) en la reunión de Copenhage (24-31 de octubre 2014).

Es importante señalar que, a día de hoy, personajes, instituciones, organizaciones, políticos y grandes empresarios, entre otros, se balancean entre sus intereses económicos o partidistas y los peligros que nos acechan. Desde la archiconocida Sarah Palin del Tea Party que dejaba la perla «…(29 de mayo de 2011) o la corporación estadounidense de la industria armamentística, Raytheon, que explicaba lo siguiente:

«es probable que crezcan las oportunidades de negocio resultado de la modificación del comportamiento y las necesidades de los consumidores en respuesta al cambio climático». Entre tales oportunidades se incluye no solo una mayor demanda de los servicios privatizados de respuesta a los desastres que ofrece la compañía, sino también «la demanda de sus productos y servicios militares ante la posibilidad de que aumente la preocupación por la seguridad a consecuencia de las sequías, las inundaciones, los temporales debidos al cambio climático». Merece la pena que recordemos esto siempre que nos asalten las dudas en torno a la emergencia real de esta crisis: las milicias privadas ya se están movilizando (página 22, Introducción).

Como las elecciones americanas son en 2016 el tema del cambio climático también ha entrado en escena. Parece ser que en Florida, el Center for Investigative Reporting (FCIR) denunció el mes pasado que las autoridades del Estado habían prohibido a los funcionarios  del Departamento para la Protección Medioambiental (DEP, en sus siglas en inglés) utilizar referencias como «cambio climático» o «calentamiento global» en sus comunicaciones oficiales, correos electrónicos o informes. Es un tema que saldrá en las campañas presidenciales.

El Secretario de Estado norteamericano ha salido al paso de estas declaraciones diciendo «Da igual cuanta gente entierre su cabeza en la arena; eso no cambia el hecho de que el 97% de los estudios científicos confirman que es una realidad y que la actividad humana es en buena parte responsable de ello». En su visita oficial a Indonesia en febrero de 2014 apuntaba al problema del cambio climático y la necesidad de coordinar esfuerzos internacionales para enfrentar sus consecuencias.

En Lima durante la COP 20 (diciembre 2014) se expresó lo siguiente: «Les lanzo un llamado a los negociadores para que pidan que haya una resolución de parte de sus líderes que haga que el cambio climático sea un tema que nadie pueda ignorar y, hagan el tránsito hacia la energía limpia».  

Aquí, la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente , Isabel García Tejerina, anunciaba el pasado mes de marzo la puesta en marcha del «Plan PIMA Adapta», con el que se destinarán 12, 1 millones de euros a 46 iniciativas de adaptación al cambio climático de las que 40 se impulsarán a partir del mes de abril, principalmente en el litoral, el dominio público hidráulico y Parques Nacionales. Decía la ministra que «España es un país muy vulnerable al cambio climático por su condición de península».

La España turística, la de sus enclaves vacacionales de costas e islas no debe olvidar que su localización puede ser afectada por los efectos de un cambio climático, consecuencia de las actividades del hombre desde la Revolución Industrial.

Es la era del Antropoceno, posiblemente, haya otras causas, pero la contaminación en las grandes ciudades, con su denso tráfico, las fábricas con sus emisiones, los combustibles fósiles, entre otros, siguen produciendo esto que vemos en ciudades como Bejing, París, Madrid, México u otras grandes ciudades del mundo donde los ciudadanos no tienen otra solución que ponerse «una mascarilla»…

Antropoceno

Recomendamos la lectura «pausada» de este nuevo libro de Naomi Klein que no dejará indiferentes a nadie.

Jesús Felipe Gallego. Presidente Grupo ISTur

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